miércoles, 6 de enero de 2010

Sin luz


Ayer la térmica llegó a 38 grados, y yo sin luz. Literalmente sin luz. Los muchachos de Edenor decidieron que mi barrio desde las 20 hs no tuviera luz, por lo tanto, no teníamos tele, radio, heladera, aire acondicionado (en 24 °, claro), ventilador, computadora, batidora, microondas (comí lechuga y zapallitos… la carne estaba freezada), licuadora, ascensor, etcétera.
Dentro de mi departamento la térmica era de unos 45° con suerte. Pensé, tontamente, que en un rato volvería la luz… las horas pasaba y nada. Entonces me puse firme y llamé a al 0800 EDENOR.
Luego de unos 25 minutos tratando de comunicarme, me atendió la fría voz de una grabación diciendo que deje mi reclamo, que todos los operadores estaban ocupados en ese momento…
A mi, me sonó así (Mirá gordito, en este momento no tenemos ganas de atenderte porque hace mucho calor, así que dejá tu reclamo en el contestador y no rompas las pelotas).
Yo transpiraba, me bañaba, transpiraba, me bañaba otra vez y volvía a transpirar. Salí al balcón a ver si soplaba algo de viento que me refresque, y por la ubicación de mi edificio, digamos que el viento me daba en la espalda, o sea, ni de cerca me llegaba. Intenté dormir, las sábanas se pegaban, sentía que me quedaba pegado al colchón en cada movimiento. Me apantallaba con una revista vieja, que me devolvía el mismo aire caliente que estaba en todos lados. Las horas pasaban y yo no lograba dormir.
A las 4 de la mañana, luego de resignarme a no dormir, la luz volvió. Y con ella, el fresco, el ascensor, la tele, la radio, la licuadora, la batidora, la heladera, el microondas…
Ahora sí, volvía el mundo. Ahora sí iba a poder dormir. Lo hice, con una extraña sensación de triunfo. Me dormí pensando que fue “Mi llamada”, la que arregló todo.
Me desperté tres horas después, sin luz otra vez, y sintiéndome un pelotudo.

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