miércoles, 24 de noviembre de 2010

Querido Pablo


Pocos tipos me conmueven como Neruda al leerlo. Hay que tener unos huevos asiiiiiiii para escribir y bancarse un "Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise" ....
Poema 20.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

martes, 23 de noviembre de 2010

Al final del camino


La esperanza de saber que al final del camino te encuentro. La fe, de saber que estarás ahí, para abrazarme, sonreír, y volver a poner las cosas en su debido lugar.
No son los mejores momentos los que estoy pasando, no lo son. Nuevas sombras amenazan con romper en mí la capacidad de ver en colores éste mundo gris. De crecer.
Sabemos que en palabras cinematográficas “no es lo mismo conocer el camino que transitarlo”, yo me voy a animar a hacerlo. Seguro que me caeré, seguro que querrán impedir que llegue, que lleguemos. Pero no podrán. No pasarán.
Hoy la fe se renueva en coloridos gritos llenos de amor. De ese amor universal que cuando más lo necesitamos, nos salva. Hoy, todo el universo conspira a nuestro favor. Hoy, tengo al mundo dentro de mí. Y vos, lo hacés girar. (Abril, 2007)

jueves, 11 de noviembre de 2010

Cuidado con ellos

Cuidado, todos escuchan. Y generalmente lo hacen a medias. Sacan conclusiones apresuradas, buscan aliados donde apoyarse, y dejan finalmente el barrio que llevaban en la sangre para sentarse en sus nuevos tronos de emperadores. Pero, si te ven, te sonríen. Serrat diría, entre esos tipos y yo hay algo personal.

Cuidado, que también censuran. El límite es muy fino, y vos debes saber protegerte para no caer. Censuran al no decirte las cosas de frente, censuran al querer que cierres la boca para no dañarlos. Tu verdad les duele, y como siempre, inventar una mentira sobre vos es la mejor forma que tienen de protegerse.

Son gladiadores de la basura ajena, porque la propia ya no pueden manejarla. En el fondo, antes de cerrar los ojos para dormir, les agarra culpa, porque saben que todos, absolutamente todos los que confiaban en ellos, fueron defraudados.

El mundo está dividido. El mundo está podrido por gente como ellos.

Siempre dije que un mediocre con poder es un fascista. ¡¡Basta de darle poder a los mediocres entonces!!

Que clara la tiene el Nano… miren ustedes sino…

Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.

Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.

Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato.

Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.

Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Y como quien en la cosa, nada tiene que perder.
Pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.

Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar
van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes.

No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar públicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distensión
que les permita hallar un marco previo

que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,

donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.

(Algo personal, Joan Manuel Serrat)



miércoles, 3 de noviembre de 2010

La operación


Operarse es una decisión compleja, difícil. Toda cirugía, por menor que sea, da miedito. De entrada empezás a pensar en la anestesia, en el dolor, en el suero, en el papagayo, la bata, la afeitada, etc.

Y después, hablás con gente que ya se operó de lo que vos te vas a operar. Le preguntás al médico 500 veces lo mismo, y él, (Sí, usted, Dr. Carlos Mouriño) te miente. El muy caradura me dijo cosas como “son dos o tres días”, “no duele nada” (juro por mis ancestros que usó la palabra NADA), y cosas así. Después te venís a enterar que todos hacen lo mismo. Que si te dicen la posta, vos no te operás un carajo.

Bueno, yo le creí y allí fui a operarme.

Lo mío era sinusitis. Concretamente, debían abrirme algunas puertas cerradas en la nariz, enderezar un poco el tabique y un cortecito acá y otro acullá.

Empecemos por el principio… me operaron en un sanatorio de tintes religioso. O sea, no era necesario que vos seas creyente o no… ellos lo eran por vos y por toda tu familia impía. Pero, eran muy buena onda. Te encajaban estampitas en cada visita, tenías que andar esquivando imágenes y monjas en los pasillos, pero, dicha sea la verdad, me atendieron como los dioses. Cuac!

Me llevan al quirófano, me atan (previo aviso de “no te vas a poner loco cuando te despiertes, vos sos muy grandote”) me presentan el anestesista, entra mi doctor mentiroso, me dicen pensá en algo lindo gordo y yo, en dos segundos pienso en qué voy a pensar y al toque: “tranquilo… respirá por la boca, te estás ahogando, respirá por la boca” ¡ya estaba en la habitación, y operado! INCREIBLE. Me estaba ahogando, y era lógico. Yo intentaba tomar aire por donde no se podía, por la nariz que estaba del tamaño de una pelota de tenis, vendada, con cientos de cosas adentro!! Además, no veía una mierda… después me contaron que te encreman los ojos para que no se resequen… y hasta que la crema no se va, ves todo borroso. A los 20 minutos, me llama mi amiga Rosario, y yo, anestesiado.. le dije que estaba joya, que no me dolía nada… pero, cuando se fue la anestesia…. MI Dios!! (o el tuyo). Tenía el suero, el diclofenac, y otro antiinflamatorio metidos por intravenosa… y me dolía!. Me ahogaba, se me secaba la boca, la garganta, me dolía el paladar, las encías, los ojos, todo!

Recordé las palabras que le dije a Rosario y además del dolor, me sentí un boludo.

Quería matar a mi médico….

Esa noche estuve internado. No sé por qué, supongo que por el suero y esas cosas, meaba cada 5 minutos.

Al otro día, me fui a casa. Cuando el médico vino a darme el alta me dijo, “tranquilo, el viernes te saco todo lo de la nariz”. Bue, son tres días no más dije yo. Otra vez me mentía. El viernes me sacó unos tampones, unas gasas, unos hilos y unos tapones. Y yo, que ilusamente creía que iba a empezar a respirar, me equivoqué! Me sacó todo eso, sí. Pero me dejó unas placas de plástico que al tener tan inflamada la nariz yo no las notaba… El sábado, sin los tampones y tapones la nariz empezó a volver a su tamaño natural, y por ende, ahora sí notaba las plaquitas de plástico, que se me incrustaban en la carne en cada movimiento.

Fue un fin de semana insoportable. Nada me calmaba. Y cómo si fuera poco, empezaron los dolores de cabeza, típicos y tan molestos de los que solemos tener aquellos que tienen mucho moco y no lo largan.

El lunes a la noche me sacaron las placas, me aspiraron algo de moco y me mandaron a casa. Esa noche, volví a respirar. Aún lo hago…ésta etapa, de más o menos 10 días consiste en generar mucho moco, no poder sonarte la nariz, que se te tape constantemente, pero con ayuda de algunos medicamentos, esos mocos se van disolviendo, de a ratos entra aire (divino, fresco), y aguantar hasta que pueda sonarme bien sonado!!. Y después, supuestamente, a disfrutar de las ventajas de estar destapado.

A todo esto, imaginen ustedes mi humor. Van 8 días sin fumar. Imaginen ustedes mi humor.

Los extrañaba, extrañaba escribirles. Saludos!!