jueves, 21 de enero de 2010

Ayer, Sabina


Ayer el más argentino de los españoles iluminó la bombonera.
Ayer el viejo de voz ronca, cómplice de tantas cosas, nos enamoró.
Ayer, una vez más, nos rendimos a los pies del flaco de Úbeda.
Pasaron muchas cosas, hubo reencuentros memorables…
Panchito y Diego, y la chica de piernas increíbles….
Ayer, Joaquín nos pidió emoción, y nos conmovió.
Los viejos temas, los vinagres y las rosas, se complotaron anoche.
Hubo gritos, llanto, risas y gargantas saturadas de pasión.
No olvidaremos, ni nosotros ni ellos, lo que pasó en esa cancha.
No perdonaremos esa lágrima hecha canción.
Ese rock and roll afónico y peninsular…
Ayer, debo admitirlo, amé a Sabina

viernes, 8 de enero de 2010

Bandidos Rurales 1


Hablar de bandidos rurales es entre otras cosas, hablar de nuestro pasado. De aquellos que sin voz, ni voto, formaron parte de nuestra historia.
León Gieco lo inmortalizó a todos ellos en una buena canción. En Medio-blog contaremos un poco de la historia de cada uno de ellos, en distintas entradas.
Empezaremos por Juan Bautista Bairoletto, que nació en Santa Fe el 11 de noviembre de 1894. Era el segundo de un matrimonio con seis hijos. Tiempo después, toda la familias e radicó en La Pampa, donde Juan Bautista conocería a los anarquistas de la época y según dicen, a todos los burdeles de la zona, y en ellos, a las mujeres.
Y cómo el amor no se puede explicar demasiado, Juan se enamoró perdidamente de una mujer, que a la vez, era pretendida por un gendarme llamado Elías Farache.
Farache y Juan se pelearon a sangre y muerte, el primero terminó con un balazo en el cuello. Y el segundo encarcelado hasta 1921. Al salir de prisión ya era todo un hombre…Fue asaltante de caminos, sosteniendo tiroteos con la policía de Castex y otras localidades de La Pampa y provincias vecinas. Era considerado el vengador de los sufrimientos de sus amigos y su figura de justiciero fuera de la ley hace que se vuelva popular, convirtiéndose en un mito.
Durante la década del 30 se lo acusaba de cualquier robo o delito que sucedía en La Pampa… Fue, durante años, el bandido rural más buscado de la Argentina. A comienzos de la década del 40 las fuerzas armadas deciden ponerle fin a esta historia, se organiza una cacería con tintes nacional, y finalmente, el 14 de septiembre de 1941, Juan Bautista en acorralado en la localidad de General Alvear, en Mendoza. Antes de ser muerte por la policía, Juan sacó su arma y se disparó. Cuentan que sus cazadores le gritaban mientras acribillaban su cuerpo “no te hagas el muerto”… Lo velaron en el Comité Demócrata de General Alvear.
A su funeral asistieron miles de personas llegadas desde La Pampa. Sus restos descansan en el cementerio de la localidad dónde murió, en un pequeño mausoleo levantado con las contribuciones de sus fieles. Concurren hombres y mujeres que ofrendan flores, crucifijos, placas y objetos diversos para pedirle que proteja sus familias, trabajo, salud, amor, etc.
Algunos devotos recorren de rodillas la distancia entre la entrada del cementerio y su tumba. Aún hoy, algunos pampeanos se ufanan de que sus abuelos hubieran "protegido" a Bairoletto.

miércoles, 6 de enero de 2010

Sin luz


Ayer la térmica llegó a 38 grados, y yo sin luz. Literalmente sin luz. Los muchachos de Edenor decidieron que mi barrio desde las 20 hs no tuviera luz, por lo tanto, no teníamos tele, radio, heladera, aire acondicionado (en 24 °, claro), ventilador, computadora, batidora, microondas (comí lechuga y zapallitos… la carne estaba freezada), licuadora, ascensor, etcétera.
Dentro de mi departamento la térmica era de unos 45° con suerte. Pensé, tontamente, que en un rato volvería la luz… las horas pasaba y nada. Entonces me puse firme y llamé a al 0800 EDENOR.
Luego de unos 25 minutos tratando de comunicarme, me atendió la fría voz de una grabación diciendo que deje mi reclamo, que todos los operadores estaban ocupados en ese momento…
A mi, me sonó así (Mirá gordito, en este momento no tenemos ganas de atenderte porque hace mucho calor, así que dejá tu reclamo en el contestador y no rompas las pelotas).
Yo transpiraba, me bañaba, transpiraba, me bañaba otra vez y volvía a transpirar. Salí al balcón a ver si soplaba algo de viento que me refresque, y por la ubicación de mi edificio, digamos que el viento me daba en la espalda, o sea, ni de cerca me llegaba. Intenté dormir, las sábanas se pegaban, sentía que me quedaba pegado al colchón en cada movimiento. Me apantallaba con una revista vieja, que me devolvía el mismo aire caliente que estaba en todos lados. Las horas pasaban y yo no lograba dormir.
A las 4 de la mañana, luego de resignarme a no dormir, la luz volvió. Y con ella, el fresco, el ascensor, la tele, la radio, la licuadora, la batidora, la heladera, el microondas…
Ahora sí, volvía el mundo. Ahora sí iba a poder dormir. Lo hice, con una extraña sensación de triunfo. Me dormí pensando que fue “Mi llamada”, la que arregló todo.
Me desperté tres horas después, sin luz otra vez, y sintiéndome un pelotudo.